sábado, 1 de marzo de 2014

Cómo saber si tu idea es buena para emprender


¿Cómo puede saber un futuro emprendedor si tiene una buena idea para poner en marcha? Sin duda, es una de las preguntas más difíciles a las que debemos enfrentarnos antes de lanzar un negocio. La idea debe ser la base sobre la que asentar el negocio. Con una buena idea entre manos es cuestión de tiempo que los clientes, el talento y la inversión lleguen. Sin embargo, si la materia prima no es buena… De poco servirán los esfuerzos de inversores y del equipo.
Una buena idea es aquella que ofrece algún elemento novedoso a la hora de lanzarse al mercado. En este sentido, los estudios de mercado previos deben ayudarnos a conocer la demanda existente y ubicarnos en el nicho apropiado. Para saber si tenemos una buena idea hay que prestar atención también a otros aspectos, por ejemplo; planificar nuestra producción, medir los costes de la producción, y tener en cuenta los factores externos: distribución, proveedores, necesidad de financiación… etc.
Una vez que has hecho el estudio previo, observas su viabilidad, necesidades de financiación, hueco de mercado, etc. Si crees que tienes algo potente, hay que testear la idea. Lo más difícil en estos casos es ser lo suficientemente objetivos como para valorar sin implicarnos emocionalmente los pros y los contras de nuestra idea.
1.    Consulta a gente externa y expertos. Los expertos en emprendimiento sabrán sacarle los puntos débiles a tu idea, aquellos que hay que reforzar para que continúe creciendo. Aquellos que no son expertos podrán darte la visión del consumidor, una versión realista de las situaciones a las que tendrá que enfrentarse tu idea cuando se convierta en un producto a la venta. Su opinión es el primer filtro que debes pasar para asegurarte de tener algo verdaderamente bueno.
2.    ¿Cuánto estarías dispuesto  a pagar por esta idea? Para este ejercicio tendrás que armarte de objetividad y ser verdaderamente realista. Ponle un precio a tu producto o servicio y ponte en el lugar del consumidor; ¿estarías dispuesto a pagar por los beneficios que ofrece? Si la respuesta es sí, tu idea tiene potencial.
3.    Odia la marca. Ponte en el lugar del peor cliente, el menos tolerante, el que podría encontrar tus puntos débiles y localízalos. Si te resulta imposible tumbar tu idea, es que tienes algo muy bueno entre manos.
4.    Reduce tu idea a un mensaje simple que pueda ser resumido en 30 segundos, un tweet, 20 palabras… Si eres capaz de condensar en poco espacio la importancia y beneficios de tu idea es que es simple, directa y tiene fuerza.
5.    Compara con la competencia. Intercambia tu logo, tu nombre o tu slogan con el de cualquier empresa de la competencia. Si aún así continúa funcionando es que hay algo que no estás haciendo bien. Tu logo, tu slogan y tu marca deben llevar el carácter de tu producto o servicio y deben alcanzar la perfección de que solo sean comprensibles relacionados entre sí. El claim de tu idea no puede servirle a la competencia ni el logo ser similar al de otra empresa. Si te encuentras en esta situación, dale una vuelta. Las ideas son intangibles pero quienes te recordarán deben tener clara tu imagen de marca para identificarte.
En definitiva, lo más importante es que no pierdas de vista la visión de negocio y mantengas la cabeza lo suficientemente fría para detectar puntos débiles. Ponte en el lugar del inversor, el cliente, el detractor, el socio o el proveedor y trata de imaginar cómo te verían ellos. Se sincero. Solo así podrás determinar si tu idea es tan buena como pensabas.

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