viernes, 1 de febrero de 2013

El juego del placer de tocar.

Muchos ejercicios recomendados en Terapia Sexual están destinados al fomento de lo que llamamos “egoísmo sano”. Aplicado a las relaciones sexuales viene a decir que si cada persona se preocupa de su placer, de cómo conseguirlo y transmitirlo a su pareja para lograrlo los dos salen ganando y es una relación mucho más relajada y placentera. En general la dinámica es intentar adivinar lo que le gusta al otro, pretendiendo generalizar desde experiencias anteriores…muchas veces no funciona tan bien.

Hay personas que se preocupan en exceso de lo que está pensando o sintiendo su pareja en ese momento, olvidándose de sí mismas y con una tensión en las relaciones que, al final, lleva a que ni disfrute, y probablemente no haga disfrutar todo lo que quisiera. No es menos negativo el otro extremo, el de la persona que “va a su bola” y se ocupa solo de sí misma sin establecer el vínculo con la pareja que conlleva el término “relación sexual”.

Uno de los primeros pasos para aprender a disfrutar con “egoísmo sano” es aprender a tocar y acariciar egoístamente. Hoy propongo un ejercicio muy sencillo y, sobre todo, muy placentero para hacer en pareja.

Necesitamos un ambiente tranquilo, lo podemos personalizar a nuestro gusto con velas, incienso, música etc. Es importante que cuidemos la temperatura para poder estar desnudos sin pasar frío, eso sí.

Uno de los miembros de la pareja se colocará tumbado boca abajo desnudo y el otro le acariciará el cuerpo de los pies a la cabeza durante 15 minutos, luego se dará la vuelta y le acariciará de la cabeza a los pies durante otros 15 minutos. Al acabar se intercambian los papeles.

Pero ¡cuidado, que el juego tiene reglas!:

La manera de acariciar no es la habitual. Debemos acariciar a nuestra pareja como nos gusta acariciarla, pensando en cómo disfrutar NOSOTROS de la caricia. No se trata de pensar en cómo nos gustaría ser acariciados, ¡sino en cómo nos gusta acariciar!
Genitales de ambos y pechos femeninos no se tocan.
Los 15 minutos son de reloj, se puede usar una alarma.
Es un ejercicio muy sencillo, pero seguro que muchas personas nunca han acariciado de esa forma, la otra parte de la pareja también está disfrutando, sin duda, pero se trata de ser egoístas y pensar en lo que nos gusta a nosotros/as. Dando un pequeño paso más, si después del ejercicio hablamos con nuestra pareja de que partes y como nos ha gustado más acariciar y en cuales y de qué forma le ha gustado a él/ella más ser acariciado, se mejora la comunicación, los vínculos y, con ello, las relaciones sexuales.

¡Probadlo y contadme!

(Marta Ibáñez)


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